Como ya os conté, en una entrada anterior, me gusta organizar talleres, donde compartir algunas técnicas.
Y me llena de orgullo y satisfacción ( jajajajaja), que mis chicas avancen tan rápido.
Como todo, los amigurumis, tienen diferentes grados de dificultad. Empezamos con el círculo mágico, aprendemos a aumentar y a disminuir el tejido, dándole forma, rellenamos, unimos las partes, le añadimos los detalles y nos sentimos supersatisfechas por el resultado.
Eso le ha pasado a Silvia, empezó tejiendo un pollito y con paciencia ha ido aumentando la dificultad de sus labores.
Este es su último amigurumi:
Un unicornio |
Con su sonrisa |
QUIERO UNO PARA MI NENA!!!!!
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